El proceso de modelado es complejo. Consiste en una constante toma de decisiones y en la adquisición de determinados compromisos en función de la magnitud del proyecto y sus características concretas. Si no se adquieren esos compromisos ni se dan por válidas las respuestas a las preguntas, todo tiende a infinito, nada se concreta y la energía se diluye entre las dudas, pudiendo causar incluso el abandono del proyecto.
Eso es lo que lo hace difícil. Como siempre, el equilibrio. Saber dónde parar. Cuando trabajas con un material maleable y flexible como el barro, tienes la suerte de poder añadir o quitar. Todo es susceptible de sufrir modificaciones. Pero el riesgo de no dar el proyecto por concluido siempre está ahí. Porque todo es modificable y por lo tanto, en teoría, mejorable.
Desde unos toscos primeros pasos avanzamos construyendo encima formas concretas hasta llegar pequeños detalles. Siempre abiertos a la improvisación. Siempre escuchando. Siempre atento a la interrelación entre las formas. La mente siempre abierta a posibles finales que incluso no habíamos contemplado. Siempre contestando a nuevas y sugerentes preguntas. Tratando de no perder el foco, el objetivo original. Valorando los múltiples caminos intentando no perderte en el mundo de las posibilidades.
El modelado no es más que un lenguaje. Un recurso para plasmar ideas y formas de pensar.
El Arte creo que se esconde en algún lugar entre la toma e decisiones y la factura. Las decisiones que tomamos abren nuevas preguntas, que a su vez requieren nuevas respuestas que generan más y más preguntas.
Tu comportamiento como creador genera un camino único. Cada mirada a tu obra es una pregunta. Cada cantidad de material, cada herramienta y cada acción sobre ella constituyen una respuesta muy concreta, que va materializando una idea y, literalmente creándola en un orden determinado y de una manera específica. Tu manera.
La personalidad es inherente a la materialización de la idea. Cada uno tiene una manera de pensar y de elaborar sus pensamientos, y por lo tanto de crear y construir sus obras.
Son los conocimientos, las herramientas y los objetivos los que crean a mi entender, un buen trabajo Una buena obra.
La manera (o como decían en Italia la maniera) es un ornamento inevitable que lo envuelve todo. Y es lo primero que ve el espectador. Por lo que es fundamental tenerlo en cuenta. Y eso lo hace todo mucho más difícil y mucho más bonito. Porque el espectador además es el que termina la obra.